EL PATO DEBUTÓ EN LA SELECCIÓN MAYOR


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¡pato, entrás vos! en la historia de unión

El martes 3 de agosto de 2010 ya es otra fecha histórica para el Club Atlético Unión de Mar del Plata. Patricio Garino, el "nene" de Unión, debutó en la Selección Mayor de Básquetbol a los 17 años de edad. Fue en Salta, por el Torneo Super 4 Bicentenario.

A 1 minuto y 37 segundos para finalizar el partido que Argentina le ganó a Brasil por 95 a 58, saltó a la cancha con la clásica 13 en la espalda Patricio Garino, marplatense jugador de Unión, el primero en la historia del Club en integrar un equipo mayor nacional. El primero en la historia de la ciudad en jugar con los próceres de la generación dorada.

En ese tiempo, el Pato tuvo la bola en las manos como un base. En la primera jugada, jugó un pick and roll y habilitó a Pablo Espinoza para una volcada. Luego, tomó un rebote y corrió la cancha para pasarle a Federico Kammerichs, que metió el último doble del cotejo y abrazó al pibe que no cabía en el cuerpo de la emoción.

El martes 3 de agosto de 2010 ya está marcado en el calendario de Unión y de Patricio Garino. La primera vez para el Club y para él. Estamos orgullosos, agradecidos, contentísimos y te felicitamos. Que sea la primera de muchas Pato.

Las sensaciones del “13”

Tras su debut en la Selección Mayor, Pato Garino dejó sus sensaciones en el diario de viaje que se publica en la web de la asociación de jugadores. Aquí, sus palabras:

"Han pasado algunas horas después de la noche del martes. Esta vez no me voy a detener en contarles la rutina de trabajo, como lo he hecho todos estos días, porque quiero describirles lo que viví anoche: mi primer partido con la selección mayor".

"Horas previas al inicio del Torneo Súper 4, y ante el contratiempo con los vuelos de los seis jugadores que venían de Colombia, empecé a palpitar, cerca de las 18 hs., la posibilidad de integrar el equipo oficial que enfrentaría a Brasil, lo que luego fue un hecho. Es difícil describir tantas sensaciones juntas, y mucho menos evaluar el momento. Llegué a esta concentración como sparring, más exactamente a ayudar y a aprender, con una edad bastante baja para estos casos, y aunque gracias a Dios tengo experiencia en torneos internacionales, esto iba mucho más allá de lo que me podía imaginar".

"La posibilidad de estar en la cancha con muchos de los grandes de la NBA parecía increíble. Antes de la charla técnica, las emociones se reflejaron en mi cuerpo, sentía los nervios en mi estómago, un cosquilleo en la espalda y una electricidad en mis piernas. Traté de mantenerme calmo, quería imaginarme que me estaba vendando para ir a un entrenamiento y que esta realidad no trascendiera tanto dentro de mí. Ya en el estadio, la presencia de la gente me dio una inyección de fuerza impresionante, mi corazón latía con más velocidad y sentía exactamente cada uno de los latidos. Con una dosis de alegría, muy difícil de describir, pisé el parquet del estadio Delmi para calentar antes que comenzara el encuentro, luego fueron los himnos los que me volvieron a la realidad. Estaba ahí, con mi camiseta de siempre: la número 13, la que uso desde que tenía 6 años, la que ha vivido conmigo tantas satisfacciones, la casaca del Chapu (Nocioni) y Paolo (Quinteros), que por un momento fue mía".

"Mi cabeza estuvo metida en el partido, en la fuerza de Scola, la lectura de cancha de Prigioni, la solidaridad de Oberto, la amenaza latente desde el perímetro de Delfino, el entendimiento de todo el equipo y las indicaciones de Sergio Hernández, entre otras. El tiempo pasó rápido, y en el último cuarto llegó el llamado del Oveja: "vamos a la cancha!!!". No nos dio tiempo a nada, ni a mí ni a Pablo (Espinosa), tiramos la ropa y sabíamos que nos tocaba el turno de entrar y jugar, pero más que nada lo queríamos disfrutar".

"El abrazo de Fede Kammerichs me indicó el fin del juego, y recién en ese momento caí en la realidad. Las piernas me temblaban, el corazón se me salía, mis manos estaban empapadas y el cuerpo todavía estaba frío, pero también tenía un calor en el alma que me quemaba. Ahora sé que estuve ahí y que no fue un sueño".

Quiero agradecerles a Sergio, Tolca, Germaneto, Brazzale, Jápez. Al "gallego" De Paz mi entrenador de todos los días, a todos los que se han comunicado y todavía no he podido contestarles y a los que escribieron en mi muro de facebook. Gracias a mi viejos que han hecho miles de kilómetros para vivir lo mismo que yo, que me han acompañado tanto y que anoche quizá en uno de los momentos más importantes de mi vida estuvieron presentes, no físicamente, pero si con el corazón, como siempre dándome animo y fuerzas para seguir. Ellos son mi motor, ellos son mi guía".

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